Mientras el país se hunde, la política se sube el sueldo: un nuevo escándalo de privilegios

En plena emergencia económica, con jubilados en la indigencia, salarios destruidos y familias sin recursos para llenar la olla, la dirigencia política vuelve a mostrarse impune: se suben los sueldos en silencio, se blindan los ingresos y confirman, una vez más, que la casta no es una metáfora, sino una realidad que se perpetúa a costa del pueblo.

PolíticaEl miércolesM.S.BONFIGLIM.S.BONFIGLI
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En un nuevo capítulo del distanciamiento brutal entre la clase política y la realidad que viven millones de argentinos, el Senado y la Cámara de Diputados volvieron a dar la nota: los legisladores nacionales tendrán un nuevo aumento salarial que elevará sus dietas a más de 9,5 millones de pesos brutos, una cifra que suena obscena frente al drama social que atraviesa el país.

El acuerdo fue cerrado por la vicepresidenta Victoria Villarruel y el presidente de Diputados, Martín Menem, quienes firmaron con los gremios legislativos una paritaria acumulada del 3,95% retroactiva a marzo, abril y mayo, lo que impacta directamente sobre los ingresos de los senadores gracias a una cláusula de enganche que ellos mismos votaron a mano alzada en abril. Sin debate, sin pudor y, por supuesto, sin oposición efectiva.

La fórmula es conocida: mientras hacia afuera se declama austeridad, hacia adentro se blindan los bolsillos. Así, el mismo Congreso que discute recortes, despidos y ajustes al pueblo, habilita aumentos encubiertos a través de mecanismos acordados por las propias autoridades de ambas cámaras, en un clima de silencio corporativo y escasa rendición de cuentas.

Cabe recordar que Villarruel había intentado frenar esta maniobra en diciembre pasado, incluso proponiendo congelar las dietas durante todo 2025 y eliminar el enganche automático con las paritarias del personal legislativo. Sin embargo, no encontró eco entre los jefes de bloque ni entre los propios legisladores. El resultado: la liquidación salarial avanzó, y el congelamiento se esfumó como si nunca hubiera existido.

Esta nueva suba de haberes no es solo un despropósito en términos económicos: es un gesto político pornográfico, en un país donde la mayoría de los trabajadores no llega a fin de mes, la crisis devora ingresos y la pobreza escala sin freno. ¿Qué mensaje dan los legisladores al votarse aumentos mientras le exigen al resto de la sociedad “sacrificios” y “esfuerzo”?

La maniobra, lejos de ser un hecho aislado, es parte de una lógica perversa que se repite sin distinción partidaria: cuando se trata de sus sueldos, oficialismo y oposición olvidan diferencias ideológicas y se protegen entre sí. Una casta política que legisla para sí misma, mientras millones de argentinos miran con impotencia cómo se reparten privilegios en los márgenes de la crisis.

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Fracasó la sesión por la reelección indefinida

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La falta de quórum en el Senado bonaerense sepultó —al menos por ahora— el intento del oficialismo por habilitar la reelección indefinida de legisladores. La jugada del kirchnerismo y sectores del peronismo fue desactivada por la oposición, que mostró unidad frente a una política que se resiste a soltar el poder.

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